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martes, 24 de julio de 2012

El manantial de los "Baños de la Aguadita"

Topográficamente, Mollendo está cruzada del Nor-Este al Sur-Oeste por una gran falla, que comienza a la altura de la Av. Mariscal Castilla, continúa por el crucero de las calles Puno y Arequipa y viene a desembocar en lo que se conoce con el nombre de "Baños de la Aguadita". A lo largo de esta falla, existe afloramientos de una agua fuertemente mineralizada, y el afloramiento del máximo caudal viene a constituir el "Manantial de la Aguadita".

Observe esta descripción que hace Raimondi en 1863, sobre la zona que correspondía a la antigua población de Mollendo: "El agua que sirve para esta pequeña población la traen de un manantial situado más arriba en una quebrada. Esta agua es bastante salobre y peor que la de Islay". Este comentario de Raimondi se refiere sin duda a estos afloramientos de la "Aguadita".

Un comentarista de nombre Montesinos hace una de las primeras referencias sobre la Aguadita: "La importancia de estos baños data de 1877, según lo divulgado por un desconocido que había sido enfermo de parálisis. Él, deseando bañarse como medida higiénica en la época de verano, hizo un pequeño pozo; luego de proseguir a diario con estos baños, se sorprendió que, tras algunos días más, halló una relativa soltura de sus dolencias y propagó así las virtudes de aquel manantial".

lunes, 16 de julio de 2012

El pueblo de Islay en el año 1863 según Antonio Raimondi

Puerto y villa de Islay en el año 1875. Como puede observarse, en antiguas cartas geográficas se usaba su nombre aborigen, ILAY

Antonio Raimondi en su obra "El Perú" nos describe con todo lujo de detalles cómo era Islay en el año 1863, a cuyo puerto llegó el día 29 de noviembre del citado año. Dice así:

"El Puerto de Islay consiste en una ensenada abrigada por una punta que entra a la mar. El puerto esmuy pequeño y algo difícil para la arribada, a causa de granes peñascos e islotes situados casi a su entrada. Islay no tiene playa y por todas partes la roca está cortada a pico, formando una barrera elevada contra la que chocan las olas del mar. Hasta hace pocos años el desembarcadero era muy difícil y peligroso porque no había muelle, y para subir y bajar existía una móvil y bambaleante escalera de soga que estaba apoyada a una peña vertical, sobre la cual era preciso trepar con ligereza para evitar el peligro de ser aplastado por la embarcación movida con violencia por las fuertes oleadas"