El 27 de marzo de 1893 se suscitaron bochornosos actos en Mollendo, en los que una multitud de sujetos embriagados y provistos de palos y armas de fuego, atacaron la Logia Masónica que, precisamente, celebraba una sesión extraordinaria con motivo de los funerales del masón Don Emilio Cazorla, distinguido caballero de la localidad. Todos los concurrentes propios y extraños fueron víctimas de vejámenes y de toda clase de improperios que se hicieron en nombre de la Curia. No satisfechos con ello extrajeron de la Logia y casas vecinas, muebles y otros enseres que fueron quemados en la vía pública. Los señores Leopoldo Flores Guerra y el Alcalde Don Aurelio I. Zegarra fueron los mayores lesionados.