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domingo, 8 de julio de 2012

Los Curanderos Herbolarios de Mollendo

Eran señores que conocían la anatomía humana y que con el tacto de sus manos curaban a aquellas personas que sufrían dislocaduras o costillas rotas, etc., que los imposibilitaban de caminar, agacharse o doblar el dorso por el dolor que los aquejaba, y recurrían donde un Curandero para la cura de sus males.

Después de la curación es clásico el uso de una frotación y parches que ellos mismos preparaban, y finalmente un vendaje en la zona afectada posterior al cual el paciente sentía un alivio. Ellos también utilizaban para ciertas curaciones el uso de ventosas a base de alcohol y hacían correr el vaso por la zona de la espalda o pecho.

La terapia consistía en distraer al paciente y en un descuido ponían en su sitio cualquier parte de su anatomía; consecuentemente el paciente lanzaba un grito de dolor. Si se requería aplicaban el yeso para llevar a una rehabilitación segura.

Las frotaciones preparadas lo hacían en base a ingredientes como el Eucalipto, Romero y otros. Los parches más conocidos eran con Yareta y Alquilón, que se colocaban en las partes adoloridas y no deberían ser sacados hasta que se caigan solos, para una buena función del parche.

Recordemos a los señores Nicolás Oviedo y Emilio Meza Días de quienes se da fe de sus curaciones. En contadas oportunidades se les ha visto curar de Parálisis Facial. Como ejemplos, a una persona del valle que se había accidentado por una fuerte caída del caballo, lo trajeron todo adolorido sin poder valerse por sí mismo y después de una curada se le vio salir caminando. Una señora arequipeña estéril, de doce años de casada sin poder concebir, supo de don Emilio Meza. Viajó toda optimista; El Sr. Meza le aplicó unos parches a los ovarios y una botella de Oporto con ingredientes que el mismo preparaba y la señora se hizo en estado.

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