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domingo, 8 de julio de 2012

Abundancia de machas en el año 1940

Hubo un año, aproximadamente en el año 1940, en que en plena orilla de las playa de Mejía abundaron las machas grandes y gordas (de lenguas grandes) dentro de la arena y casi superficialmente sobre la superficie.

La macha cual fruto del mar, se encontraba como una mina, y es por esta razón que muchos mollendinos en la época de verano en que se produjo este "milagro" se establecieron con sus familias, o sólo o en grupos, y armaron casuchas de estera como vivienda con su pequeña ramadita para protegerse del Sol cuando tenían que desconchar y sancochar las machas para después ponerlas a secar.

Estos macheros llevaban sus recursos para acampar en la playa y en especial el limón, y cocinaban todos los menús en base a las machas. El cebiche era el plato de todos los días y lo preparaban en segundos, así como el rico arroz con machas o el aguadito, que con el sumo lechoso de la macha salía bien agradable. Otros platos eran el saltado de machas, que llevaba machas en vez de carne de res. Y cómo olvidar del exquisito famoso sudado de machas.

Las machas se extraían por montones y lo hacían hombres, mujeres y niños; no se tenía que ser experto para obtener este producto. Todos se beneficiaban por igual y gozaban de esa sensación de haberlo obtenido con sus propias manos.

Estas bondades del mar daban un ingreso monetario, en especial a aquellas personas que se establecían en las playas de Mejía para sacar las machas y lo vendían por quintales, dándoles una renta para poder vivir y solventar los gastos escolares en el inicio de las labores académicas.

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